jueves, 25 de octubre de 2012

PLANTS VERSUS ZOMBIES (2009)



Podría decirse que lo que hace especial a Plants Versus Zombies frente a otros tower defense es su sentido del humor, pero en realidad tampoco es lo más importante de la propuesta. Se trata más bien de un tema de diseño, tanto en lo estético como en las mecánicas, que lo convierten en un juego accesible y relativamente fácil, con, además, una imagen lo suficientemente inofensiva.

No se trata de que realmente los juegos necesiten ser más atrevidos o agresivos o mostrar una imagen de sí mismos mucho más confiada. Estamos hartos de ver juegos que presumen de su madurez cuando no plantean nada nuevo o trabajan desde sus nichos de mercado. Si hay que buscar el éxito de Plants versus Zombies más allá de los prejuicios es en su capacidad para conectar su propuesta, hacerla digerible y otorgarle distintas vidas al juego a partir de pequeñas modificaciones en las mecánicas.

Hay en ello la habilidad botánica como una apuesta hacia ciertos sectores más preocupados por esa simulación de cuidados - los que podrían venir de Farmville (2009), sí, pero también los de Harvest Moon  (1996) - y otra voz que utiliza los zombies como material de deshecho, carne inerte que es perfecto enemigo en los videojuegos porque no representa ni a nada ni a nadie, es una abstracción, un disfraz de Halloween.

Pero más allá de que podamos destacar ciertas debilidades, cierta incapacidad para apostarlo todo a una propuesta más transgresora, no se puede negar que ha conseguido encandilar incluso a jugadores expertos y que tiene bien medidos los mecanismos que hacen de cada partida algo inevitablemente divertido, sea cual sea el resultado. Eso es más que suficiente.

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