lunes, 27 de mayo de 2013

CURIOSITY - WHAT'S INSIDE THE CUBE? (2012)



Quiero entender a Peter Molyneux. Creo que es alguien con una carrera que demuestra un notable talento, un especial interés por llevar los juegos a otro nivel y que elabora discursos con mucho tacto. El problema es que ese mismo tacto no se traduce en lo que hace o, quizás, simplemente es mucho más fácil decir lo que el jugador quiere oir aún cuando no puedes cumplir esas expectativas.

Con Curiosity estaba claro que las expectativas eran imposibles de cumplir. Ofrecer como recompensa de este juego algo que cambiará tu vida para siempre no es crear hype: es dispararlo al otro extremo de la galaxia encriptado un láser. Y cuando disparas tanto el hype tienes posibilidades de que no alcance su destino, se encasquille y te estalle en la cara. Curiosity se define como un experimento donde, simultáneamente, los jugadores van destrozando filas y columnas de cajitas que forman una caja más grande, bajo la cual hay otra caja y así unos cuantos niveles más. Uno puede pagar por mejoras (ese cáncer actual) para destruir más cubitos y más rápido.  Y al final había un secreto escondido.

¿Que hemos sacado en claro del experimento? Para empezar, que lo que se escondía al final no deja de ser promoción del próximo juego de 22Cans, Godus. Que el ganador ejercerá de "dios" en ese nuevo mundo virtual ("administrador" suena demasiado poco grandilocuente para Molyneux, supongo) y que recibirá una parte de los beneficios que genere el juego. O sea, que la experiencia que cambiaría nuestras vidas era un empleo. En esta situación está el mundo hoy en día: un empleo se considera una recompensa, no un derecho.

Pero, mientras el juego funcionó: ¿qué sacábamos en claro? que la gente, en un afán cooperativo, trabajaba sin descanso, sabiendo que solo uno de ellos alcanzaría el final, un final que podría no haberse hecho público (permítanme que lo dude) y que todos los esfuerzos no se diferenciaban demasiado de realizar una tarea repetitiva y aburrida en beneficio de otro. ¿Significa eso que la gente es solidaria o todos buscaban competir? Otro aspecto es que la mayoría de los jugadores dejaban o bien mensajes, firmas o dibujos de penes en el cubo. Curiosity es ese experimento que sería un cambio vital, pero que se comporta sospechosamente como la puerta de un lavabo de gasolinera.

No creo que Molyneux considere Curiosity un fracaso, pero creo que ha sido una estrategia muy a corto plazo: por cada jugador que se haya mostrado interesado en su próximo experimento, hay más de uno que o bien lo ha ignorado (admitámoslo: Curiosity solo es atractivo desde un punto de viste teórico) o bien ha salido escarmentado de ¡otra! cháchara vacua de Molyneux. Espero que algún día pueda volver que antepone la experiencia de juego al marketing, pero, en el aquí y en el ahora, es imposible no salir del pozo de frustración con Molyneux al que el mismo nos ha invitado.

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